He was like frozen sky, In October night Darkest cloud in the storm raining from his heart? Coldest snow deepest chill? Tearing down his will? October and April
October and April by Lauri Ylönen Feat. Anette Olzon
Estábamos recostados cada uno en su lado de la cama, nos dábamos la espalda, como siempre, cada uno perdido en la profundidad de sus pensamientos, esperando a que alguno dijese algo; nadie dijo nada, era de esperarse, después de tanto tiempo, estábamos ahí, como cada día, al regresar a casa la misma rutina, no había novedades, no había conversaciones largas, estábamos ahí porque algo nos ataba a ese lugar, no podíamos irnos, pero tampoco teníamos porque quedarnos. Miraba mi lado de la habitación, recorriendo cada rincón, cada centímetro esperando encontrar algo con que entretener mi mente, y lo encontré, en cierto modo; estaban un par de osos de felpa reposados en la repisa, tan lindos, siempre juntos, me pregunte si no se aburrían de estar siempre ahí, de verse cada día y nunca dirigirse la palabra, de amarse porque fueron hechos para eso, solo para amarse a ellos.
De pronto comencé a llorar, mis propios pensamientos enfermaron mi alama y la hicieron caer de golpe a la realidad, comencé a sentir ese nudo subir por mi garganta y salir por mis ojos en forma de lagrimas y hablar en mi boca con forma de sollozo. Lloraba, si, creo que tú lo notaste, volteaste hacia mi lado y trataste de hacerme girar, mis llantos producían el eco en las esquinas de la habitación, resonaban y se perdían entre las paredes de concreto. Me mirabas consternado, nunca te ha gustado verme llorar, no podía parar de llorar, esos gemidos se escapaban de mi boca como si tuvieran conciencia propia, no podía detenerlos, solo tenia que ser fuerte y tratar de explicarme.
-¿Amor? dime, ¿que te pasa? ¿Que tienes?- tuve que esforzarme mucho para responder, mi mente acomodo mis ideas para que las expresara del modo correcto, de la forma que eran, como en realidad eran las cosas.
-¿Hace...cuanto....?-
-¿Hace cuanto que mi amor?-
-¿Hace cuanto que no nos miramos a los ojos y nos decimos te amo? ¿Hace cuanto que estar juntos se volvió simple costumbre? ¿Hace cuanto que nos convertimos en muebles? ¿Hace cuanto que no nos sentamos a admirar el cielo e idear un mejor futuro? ¿hace... cuanto....?- los sollozos opacaron mis palabras, eso gritos que había dentro de mi alma, mi alma que ahora sufría, por no tener una razón para sonreírle a la vida, esa vida que prometía tantas alegras y tantos momentos llenos de dicha, todo eso se perdió en un descuido, descuidamos nuestras almas y ahora nos vemos vagando en este limbo donde todo es igual cada día, donde nos vemos condenados a mirar nuestro pasada y escarmentarnos el uno al otro con esas palabras secas y cortantes. ¿Acaso es que la felicidad es efímera y la exprimimos tanto que esta se termino? ¿Se terminaron nuestras palabras de aliento y nuestras largar charlas filosofando la inmensidad nuestro amor?
No hiciste nada mas que mirarme tratando de responder a mis interrogativas, pero no hacia falta, ya sabia la respuesta, tanto tiempo juntos me acostumbre a ti, a tu aroma, a tus besos que se volvieron fríos con el tiempo, al roce de tus dedos largos y muertos, me acostumbre tanto a ti, que no conozco nada mas, no se empezar de nuevo, después de tantos años no se como volver a ese momento en el que estaba sola y no tenia ese apoyo humano necesario, te ame tanto que deje al mundo entero por ti, ciega por tanto amor, y aun así, vi la felicidad que buscada en tus almendrados ojos y en tu blanca piel, en tu voz, en tus pensamientos que se deslizaban a través de la habitación figurando cosas maravillosas y fantásticas. te amo tanto que me llene de ti, llene con tu esencia cada célula, cada partícula de mi ser, y ahora que se ha perdido, no hay nada, solo la oscuridad, como si tuviese que caminar a ciegas por un paisaje espinoso.
Corrí al baño para esconderme de ti, para no sentir vergüenza por lo que tenia que hacer, tu solo me miraste atónito, te sentaste en la cama apoyando tu cabeza con tus manos, tratando de acomodar tus ideas, tratando de encontrar las palabras para consolar a tu alma y la mía, pero no, las palabras ya no servían, hablar siempre fue nuestro problema no es así, siempre fue eso, nunca nos dimos tiempo para hablar, y cuando era así, no encontrábamos las palabras adecuadas para expresar nuestras ideologías. Paso una hora, una y media, te comenzaste a preocupar, dos horas, comenzaste a tocar la puerta desesperado, no te conteste, hace media hora había tomado una decisión, te asomaste por debajo de la puerta y no pudiste verme, solo distinguiste el color blanco del azulejo del piso cubierto por un liquido rojo. Forzaste la puerta y me viste en el piso, tranquilamente recostada cubierta por mí sangre. Re recostaste a mi lado y viste una navaja cubierta de sangre y otra perfectamente limpia, puesta ahí a propósito, abrí mis ojos, y pude verte, tus hermosos ojos estaban llorosos, una lagrima se deslizo por tu rostro, me hubiera gustado quitarla, pero no podía moverme, mi vida se escapaba gota a gota, quise llorar, pero ya estaba seca, te mire a los ojos y te dije te amo. Tú sonreíste y me dijiste también yo, cerré poco a poco mis ojos, te acercaste a mi y me abrazaste, la sangre de tus muñecas que habías cortado cayo un poco en mi cara y se escurrió por mi costado cuando reposaste tus brazos en mi cintura, me besaste levemente y lo ultimo que pude oír de ti, fueran las palabras que me hicieron sonreír por ultima vez.
- note preocupes amor mío, yo iré a donde tu vayas, siempre estaremos juntos, ahora todo estará bien, descansa mi amor, te amo.-
Nuestra sangre se convino y se volvió una sola, así como nosotros, enterrados juntos, en la muerte, nos convertimos en uno solo.
Para ti mi Altair.
Att:
Luz Rocha
